En medio de las críticas, La Habana retira a su embajador en Damasco por 'fin de misión'.
El Gobierno de La Habana retiró al embajador cubano en Damasco, en momentos en que arrecian las críticas por el abandono diplomático que sufren decenas de cubanos residentes en Siria, en plena guerra civil.
Según una nota oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) cubano, Luis Marisy
Figueredo ha terminado su "misión" como embajador ante Siria y Jordania.
La nota del MINREX no precisa cuándo Marisy Figuerero regresará a la Isla, ni si ya se produjo el nombramiento de un nuevo embajador.
La diplomacia castrista mantiene total hermetismo sobre la situación de los cubanos en Siria. Han sido infructuosos los intentos de DIARIO DE CUBA por obtener información de la representación de La Habana en Damasco.
Según fuentes contrastadas, pero no oficiales, serían más de 200 los cubanos residentes en ese país, en su gran mayoría mujeres que formaron familia con ciudadanos sirios que estudiaron en Cuba.
DIARIO DE CUBA ofrece el testimonio en primera persona de cuatro cubanas residentes en Siria sobre el trato que les ha brindado la Embajada y el Consulado allí: Mirta, Lazarita, María Elena y Miriam tienen todas hijos menores de edad.
Estos testimonios fueron grabados por Samir Mahmoud Gavira, desde la ciudad de Latakia.
Mirta
Mirta es de Pinar del Río y vive en la ciudad de Daraa. Lleva 14 años en Siria. Tiene cuatro hijos menores de edad, tres son hembras. Su casa fue bombardeada.
"Yo me he comunicado con ellos y ellos saben toda mi situación, pero en ningún momento me han prestado ayuda, ni siquiera me llaman. Me llamaron una vez porque Lazarita, que es también otra cubana, les llamó a ellos y les dijo mi situación."
"Aquí la situación está malísima. Yo tengo una situación en la casa grande, me llegó… una bomba. Tuvimos que salir corriendo todos los niños, la familia, todo el mundo. Estoy en otra parte ahora que está un poquito segura, pero gracias a Dios estoy bien."
"Desde que empezó este lío de la guerra hace como un año, yo no tengo comunicación con nadie.
Incluso con el cónsul que estaba anteriormente, cuando pedí los teléfonos de la gente que están en Homs, me dijeron que ellos no tenían esa información."
Preguntada por el número de cubanas que viven en Siria, dice: "Actualmente no sé, aquí en Daraa había dos, en Damasco hay bastante, en Homs es donde más hay".
"Las veces que yo hablé con ellos [personal diplomático cubano], fue porque yo misma con mi teléfono (…) los llamé. Así fue como ellos supieron de mí".
"Me dicen que a mí no me pueden ayudar en nada. Incluso yo tuve una situación que a mí me robaron todo mi dinero de mi casa cuando vinieron a revisarla, y me dejaron sin dinero. Yo todo eso se los conté ellos, les conté todo lo que me había pasado, me llevaron oro, me llevaron de todo, y ellos me dijeron que no podían hacer nada."
"La última vez que los llamé, que fue cuando me pasó eso de la bomba, les dije que yo necesitaba que me sacaran nada más de aquí, de Daraa, que yo quería ir para Damasco, que yo en cualquier momento me iba, y nada. Ellos me dijeron que no podían ayudarme."
"Estoy dispuesta a salir de Siria con mis hijos y mi marido en cualquier momento. A cualquier país."
Lazarita
Vive en un campo de Daraa. Tiene cuatro hijos, el mayor estudia Ingenería Eléctrica en Camagüey. Su casa fue bombardeada.
"La cosa está bien. Más o menos. Ya regresamos a la casa. Ellos saben el problema que estábamos pasando aquí yo y Mirtica. No nos llamaron."
"Mirtica no pudo ir a Damasco porque el camino está cerrado. No podemos ir a Damasco, ni de Damasco pueden venir para acá. Ella está en una casa de alquiler en Daraa… en esa parte de ahí, está todo desbaratado. La bombas no se sabe por dónde entran."
Lazarita relata que cuando pidió ayuda al consulado cubano, le dijeron "que ellos no podían hacer nada por nosotros, y que ellos no tienen permitido venir a buscarnos a nosotros, porque la embajada no les permite eso".
"Le dije que nosotros tenemos aquí a una muchacha de Britania, vino el carro de la embajada con su banderita del país y la otra banderita de paz, blanca, entró al pueblo, cogió a la muchacha, a los hijos, al marido y se fueron. ¿Por qué ustedes no pueden hacer eso? Nosotros no estamos permitidos de hacer eso."
"Con quien yo hablé fue con la secretaria, el cónsul no nos pudo atender."
María Elena
De Cienfuegos, vive en Safita, tiene dos hijos.
De la embajada, "no hay ninguna información… A mí nadie me llamó. No esperamos nada de ellos. Eso es ping… de burro".
Miriam
De Camaguey, vive en Banias, tiene cuatro hijos.
"Mina no me dijo nada que habían llamado. El teléfono mío no lo tiene la embajada. Pregúntale al embajador si él está llamando a las cubanas, porque va a haber guerra."
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